La utilización de cascos de música en el ambiente laboral es una práctica que está ampliamente extendida, sobre todo en trabajos monótonos, o que no exigen una elevada concentración mental. Esto no es peligroso en sí mismo, pero hay determinadas situaciones en las que se debe realizar un estudio más exhaustivo. El mayor problema aparece cuando nos encontramos con ambientes de trabajo en los que se supera el límite establecido (90 dBA como nivel diario equivalente) en el real decreto 1.316/89 sobre protección de los trabajadores frente a los riesgos derivados de su exposición al ruido durante el trabajo. A partir de ese límite, es obligado el uso de protectores auditivos (tapones, orejeras).
Si consideramos una buena protección reducir el ruido a unos 75dBA, sabemos que realmente este nivel será superior (80dBA) debido a varios factores: mala colocación el EPI, degradación de los materiales por una mala conservación. Por otro lado, se considera que para poder distinguir bien un sonido, del ruido de fondo, se necesita que este ruido lo supere en al menos 10dBA.
Fácilmente podemos calcular que si tenemos un ruido resultante de los protectores superior a 80dBA, y la música para poder escucharla tendrá que superarlo en 10 dBA, el ruido total que está percibiendo nuestro oído rebasará los 90dBA que es el límite establecido en el RD 1.316/89.
De esta manera, el trabajador estará expuesto a un nivel de ruido dañino y podrá sufrir daños en el sistema auditivo.
Por todo ello, cascos sí pero, hemos de tener en cuenta cuando podemos y cuando no podemos utilizarlos.
Nosotros veríamos “bien” la persecución del uso de los cascos sí esta fuera para prevenir los riesgos, y no como está pasando hasta la fecha, que dependiendo del mando intermedio y/o el trabajador implicado ponen más o menos énfasis en la permisibilidad.
Dicho de otro modo, si “las ganas” que ponen algunos mandos intermedios para que no usemos los cascos, la pusieran también en que trabajásemos más seguros (utilización de guantes, no pasar por encima o debajo de las máquinas, velocidad del torito...), veríamos con mejores ojos estas actitudes, porque estarían encaminadas a una prevención más eficaz y la realización del trabajo con más seguridad.
miércoles, 10 de octubre de 2007
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