viernes, 19 de octubre de 2007

Reflexiones en voz alta

Después de los últimos acontecimientos, hemos empezado a pensar que a la empresa le importamos más bien poco (los trabajadores). Y no nos referimos a la venta de la empresa, si no a como estamos siendo tratados por los que dirigen este “tinglao”. Vamos a intentar enumerar algunas de las razones que nos llevan a pensar esto y sacáis vuestras propias conclusiones (nuestra opinión veréis que es bastante clara al respecto):

Después de haberle pedido en Enero una reunión a la dirección de la empresa, con varios puntos a tratar en el orden del día (entre ellos, claro está, la posible venta de la empresa, aunque también hay otros temas importantes para todos nosotros), esta, a día de hoy, todavía no se ha dignado a poner fecha a la misma, como si la cosa no fuera con ellos, importándoles un “comino” vuestras necesidades. Ni si quiera nos han reunido para decirnos que no se vende, que sí, o simplemente que se está en ello (como parece ser), por lo tanto no podemos confirmar ni desmentir lo que se rumorea a la hora del bocata en la empresa que no es otra cosa que la empresa está sufriendo una auditoria externa y que si no se encuentra ningún “problema” oculto, es posible que se realice la venta (o no). Los trabajadores estamos totalmente desinformados y expuestos, por esto, a expandir cualquier bulo que empiece a circular sobre el tema. Primero se nos puso la excusa de que venía la feria de Valencia, que después de la misma nos reuniríamos, pero pasan los meses y nada.

No hace falta recordar que por hacer uso de un derecho como una huelga, se recortaron ciertos privilegios tales como la cena de Navidad…entre otros.

Otro acto que nos hace pensar así es cómo se enfrentó la empresa al problema del viento (recordareis que el viento levantó chapas en el techo de la fábrica, dejando en algunos casos, boquetes y hierros colgando del techo) y cómo se tomó nuestra respuesta ante este problema.
Como ya hemos dicho, tras recibir ráfagas de viento en los días en que este se cebó con la provincia, la fábrica quedó parcialmente dañada en dos o tres zonas de la misma, quedando como resultado oberturas en el techo. La reacción de la empresa ante este problema fue, a nuestro juicio, lenta, pues desde las 4 de la madrugada hasta las 8 de la mañana, no se actuó ni se señalizó correctamente el posible peligro; arriesgada, pues cuando se señalizó la zona de debajo, la maquinaria siguió funcionando, y aunque dentro de la zona señalizada no hubiera un trabajador constantemente, este si que tenía que acceder a esta zona de vez en cuando, para pulsar algún botón después de un enganchón, con el consiguiente peligro de recibir un buen golpe en la cabeza por desprendimiento de algún metal pudiendo causar incluso la muerte; y egoísta ya que aquí parece que sólo importan los metros cuadrados, pues no se paralizó la producción en las zonas afectadas (aunque esta finalmente fue pésima de calidad puesto que debido al viento y el polvo excesivo bajo los agujeros del techo, salió mucha menos primera que de costumbre). Pensad también que si se hubiera desprendido algún metal, hubiera podido caer a varis metros de la zona señalada, y si fuera una chapa, hubiera podido planear y caer en la máquina del lado por lo que creemos que se tendría que haber paralizado la producción y no haber puesto, tal y como hicieron, la vida de nuestros compañeros en peligro. (Y no es la primera vez, recordáis cuando la presa corría peligro de romperse y evacuaron a las empresas de los alrededores…).

¿Cómo respondimos los compañeros de UGT ante el problema?
Primero nos dirigimos a los mandos intermedios, los cuales se supone que están entre otras cosas para solucionar problemas, para ver que medidas se adoptan, y estos no sólo ya tienen claro cuales son, sino que las ponen en práctica sin la ayuda del comité de seguridad e higiene, el cual, no sólo está para hacer las reuniones de rigor y punto. Como la respuesta de estos no nos convence, pasamos al servicio de prevención propio de la empresa, que nos explica la situación y nos comenta que medidas se van a tomar y/o se están tomando, y tras escuchar esto, y seguir pensando que no se ha actuado correctamente, nos dirigimos a la inspección de trabajo para tener una charla con el director de la misma (vista la seriedad del problema, no podíamos dirigirnos a ellos por escrito puesto que el inspector, a día de hoy, todavía no estaría en la empresa).
Una vez en el despacho del director de la inspección de trabajo, le explicamos el tema y éste, al terminar la charla, llamó a la empresa para pedir la documentación necesaria, pero no contento con esto, mandó al inspector a la empresa, para cerciorarse y verificar que en ese momento no corría peligro la salud ni la vida de ningún compañero.

Poco después, en una reunión ordinaria del comité de seguridad e higiene, se nos “pidieron explicaciones” sobre nuestra visita a la inspección y les expusimos más o menos lo escrito anteriormente.
Aprovechando la ocasión que se nos brinda, y suponiendo que quién nos pidió explicaciones puede ser un apasionado lector de nuestro boletín, nos permitimos añadir unos cuantos “porqués” de nuestro modo de actuar.

· Porque a nuestro juicio no se toman en serio algunos temas expuestos en las reuniones del comité de seguridad e higiene, y nos cansamos de arrastrar algunos de ellos durante meses y meses.
· Porque la dirección de la empresa tiene una hostilidad hacia los miembros de UGT que en ocasiones es excesiva (recordáis la sanción del compañero Héctor de 7 días de empleo y sueldo, la cual, finalmente quedó en 2 días) y no habla con los afectados para solucionar un posible problema, simplemente espera a que “meemos fuera de tiesto”, para sancionarnos.
· Porque se personaliza en nosotros cuando exponemos algunos casos que afectan a muchos compañeros y no “se dan cuenta, o no quieren darse” que hablamos en nombre de todos vosotros.

Todos estos motivos, y posiblemente alguno más, nos llevan a afirmar que los trabajadores, a la dirección de la empresa, y a día de hoy, le importamos menos de lo que creíamos…sacad vuestras propias conclusiones.

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